Las vacunas nos estarían enfermando y son parte de un plan para controlarnos socialmente. Aunque se aplican desde hace décadas, los pinchazos que nos dan a lo largo de nuestras vidas podrían traer consecuencias negativas para la salud. Pese a las denuncias al respecto, millones de niños y adultos siguen siendo vacunados sin ninguna advertencia.
No son pocos quienes han denunciado que las vacunas contienen varias sustancias tóxicas, como formaldehídos, aluminio, cloroformo y mercurio. La presencia de éste último, por ejemplo, ha sido relacionada con trastornos del lenguaje y personalidad, e incluso podría ser un desencadenante de autismo.
Chile no ha estado ajeno de esta polémica. “Si bien no está 100% demostrado, existe controversia y tenemos que aplicar el principio de precaución y cuidar de la población. Los niños de 0 a 7 años no deben tener ninguna gota de exposición a un riesgo que les puede afectar de por vida”, declaró la diputada Cristina Girardi en marzo pasado. La parlamentaria ha sido una de las principales impulsoras de un proyecto de ley que busca eliminar de las vacunas el timerosal, un preservante que contiene 50% de mercurio.
Sin embargo, los efectos secundarios no son lo único que hacen desconfiar. “Las enfermedades infantiles están para que los niños las contraigan. Ellas ayudan a construir el sistema inmunológico y a reforzarlo”, opina el doctor Peter Baratosy, en el documental “Vacunación, la verdad oculta”. La evolución habría hecho un trabajo suficiente, durante millones de años, para preparar nuestros organismos. Mientras que las vacunas las estamos utilizando sólo desde hace dos generaciones. Es decir, todavía no conocemos a cabalidad sus consecuencias.
Pese a todo esto ¿por qué se ha vuelto tan obvio que lo más sano es vacunarse? Detrás de toda gran historia de fraude y conspiración, hay un villano oculto. Primero, porque la información sobre la inmunización, llega a través de los laboratorios y de los investigadores a los que les pagan. Los estudios de carácter independiente son más escasos. Y, principalmente, porque se trata de un negocio billonario.
Las acusaciones hacia los laboratorios pierden el carácter de mera conspiración, si recordamos que esta industria no goza de buena fama. Basta con leer el libro o ver la película “El Jardinero Fiel”. Esta historia estaría inspirada en la muerte de once niños nigerianios y otro centenar que quedó con secuelas, por culpa de un ensayo médico de la multinacional farmacéutica Pfizer.
Por último, las vacunas estarían perpetuando el control social de Occidente sobre los países del Tercer Mundo, además de servir como una forma de experimentación, entre otros maquiavélicos planes. Descripción de éstos se pueden encontrar en el libro “La Mafia Médica" de Guylaine Lanctot. ¿Todo calza?
Algunos hechos para considerar:
- Hay muchas estadísticas que hablan de una disminución de la mortalidad por ciertas enfermedades, luego de la vacunación. Pero en muchos casos, las muertes venían descendiendo desde antes de la aplicación de las vacunas. Esto respondería a otros factores, como mejores condiciones de vida e higiene.
- El Sarampión estaba desapareciendo en Australia, hasta que se implementó la vacunación por esta enfermedad.
- Los suecos dejaron de aplicar políticas de vacunación y tuvieron 10 veces menos mortalidad por Sarampión que en Estados Unidos, donde llevaban 20 años con este sistema.
- Durante el proceso se puede contaminar con el virus del animal, que sirvió de base para la creación de la vacuna.
- Después de comenzar la vacuna contra el Sarampión (MMR), apareció una nueva forma de esta enfermedad sólo en los vacunados. Este nuevo tipo es más resistente de lo normal y ha provocado, en muchos casos, Neumonía o Meningitis.
- Durante los setenta, en Estados Unidos, se canceló un programa de vacunación contra una enfermedad que llamaron “Swine Influenza”, luego de que varias personas cayeran muertas al recibir la vacuna. Incluso se utilizó para asesinar a un importante mafioso de ese entonces, “Gambino”
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por
Agustina