Tras la entrega de los resultados de la PSU, se dejan atrás los dolores de estómagos que causaba la incertidumbre de saber cómo me fue, si acerté en la respuesta, si tanto esfuerzo valió la pena y si me alcanzaría para poder optar a lo que quería. Sin embargo, este proceso no termina ahí. Con los resultados en mano, comienza la postulación a las Universidades que ofrecen una amplia gama de posibilidades para el “novato”. Es en este momento, donde asoma entre humos y con música tétrica la temida “Lista de Espera”. Una de las decisiones más importantes de la vida es la elección de carrera. Aquella profesión que deberás ejercer para toda la vida, entorno a la cual te desarrollarás y crecerás en distintos ámbitos: laboral, económico, familiar, social, cultural, etc. Al momento de elegir, priman varios factores: Mis propias capacidades, el campo laboral, la remuneración, mi vocación, las exigencias de ésta y su valor anual.
La temida “Lista de espera” se hace parte del proceso de postulación a la universidad cuando los requisitos que ésta pide para el ingreso normal a alguna carrera no son cumplidos por el postulante. Es un mecanismo que se ordena – en su gran mayoría – de mayor a menor, quedando en los primeros puestos, aquellos alumnos que se encuentran más cerca de los requisitos y que pueden pasar a ser parte de las nóminas finales, siempre y cuando, los postulantes que están preseleccionados decidan matricularse en otras instituciones de educación. Éste proceso puede tardar, incluso, hasta mediados de febrero y principios de marzo. Seguramente, las universidades – estratégicamente – te ofrecerán otras carreras y/o posibilidades que se ajusten más a tu situación. Ésto puede ser una oferta tentadora, pondría fin a la angustia de no tener nada concreto hasta el momento y de poder respirar tranquilos el resto del verano, pero OJO, debes tener la mente fría y pensar muy bien las cosas para no tener que arrepentirte y caer en el disgusto con lo que estudias y la posterior deserción. Pero, concretamente ¿Qué hacer?.. El consejo más atinado que podemos darte es que estés tranquilo. Ve bien si solo esa carrera te “llena”, si unicamente ésa cumple tus expectativas y deseos. Puede que exista una segunda posibilidad que te permita el ingreso directo a la universidad. En ocasiones, hay carreras técnicas que se asemejan mucho a las universitarias, son más cortas y por ende, más económicas, puede ser una opción a considerar también. Pero, si ninguna de estas opciones se ajusta a tu realidad, quizás seria conveniente esperar un año más, trabajar, tomar un preU y ver si los resultados son diferentes en la siguiente oportunidad. Por nada bajes los brazos, no te rindas que la vida sigue y te da no solo una sino muchísimas oportunidades. La clave del éxito es la perseverancia y un poco de paciencia, no te hará daño.
Y tú, ¿Esperas que se mueva la lista?