Son compañía para gran parte de las personas. Ya sea en el trayecto al trabajo o en la casa, los auriculares encajan en la rutina de una multitud de personas alrededor del mundo. Chile no es la excepción, y la masividad de la música portable alcanza a todo tipo de estratos sociales y grupos etarios. Sin embargo, el peligro de la pérdida de la audición no es tema nuevo y ya no es sólo problema de viejos.
Daños irreparables e irreversibles, advierten los médicos. Una tendencia que va en ascenso, y un pérdida auditiva que aumenta paulatinamente y que por esta razón muchas veces es imperceptible, hasta que las dificultades al oír son notables.
Según el “Estudio sobre la audición de la población chilena”, revela que el 38,2 % de los jóvenes escucha a un volumen alto, y un 12,4% a un nivel muy alto. Una práctica que en promedio se extiende por las casi 2 horas diarias.
Para el año 2010, un 48% de los chilenos presentaba problemas de audición, según la Encuesta Nacional de Salud. Sin embargo, lo más preocupante es como la pérdida de sensibilidad auditiva o hipoacusia, ha alcanzado a menores de edad. Existen casos de adolescentes de 17 años con este problema, uno que ya prevalece en el rango de 45 años.
El problema se produce cuando las ondas sonoras llegan al nervio auditivo, a ciertos niveles no produce daño en el corto plazo, pero al aumentar el volumen, esta daña la capa que recubre las células nerviosas que se encargan de transmitir las señales del sonido al cerebro, la mielina, causando los distintos percances relacionados con la sordera.
Aunque el caso más común se produce por el enmascaramiento sonoro.
Este fenómeno ocurre cuando el umbral del dolor del oído se eleva ante la presencia de un sonido de fondo a mayor volumen. Un caso clásico. Subir el volumen al reproductor de música al ir en un vagón del metro.
Para evitar esto el mercado presenta varias alternativas. De partida, el audífono de botón o intrauricular, de preferencia debe ser cambiado por el audífono anatómico o intrauditivo, este permite aislar el sonido exterior y no empuja al usuario a subir el volumen por encontrarse en una zona de mucho ruido.
Algunos aparatos, entre ellos el iPod, permite a sus compradores a regular el límite de sonido. Asegurando que al hallarse con un fuerte ruido secundario, no subir el volumen a extremos dañinos.
Expertos ya especulan que para el año 2035, donde la generación walkman alcancé los 80 años, la sordera alcanzará un 20% mayor en la población mundial.
Las alternativas están presentes, aprovecharlas y salvar un sentido tan importante como la audición, es cosa de no hacer oídos sordos a las advertencias. De lo contrario nos encontraremos con una población que dejará de usar el auricular de un reproductor, por un audifono de sordera en menos tiempo de lo esperado.
¿Qué otras alternativas conoces?