Por segunda vez consecutiva se aplicó la prueba del Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) correspondiente al subsector de inglés, cuyos resultados determinantes y aunque mejores que los del año pasado, arrojan la concluyente aseveración: Los estudiantes chilenos NO SABEN INGLÉS. De acuerdo a información entregada por la Agencia de Calidad de la Educación, sólo el 18% del total de alumnos de 3eros medios que fueron evaluados alcanzan una calificación de “suficiente”. De esta cifra se desprende que 81% de ese porcentaje son alumnos de colegio pagados, mientras que en la realidad municipal, solo el 7% logró dicha calificación. Más claro echarle agua.
Sin duda, en los logros de aprendizaje de los jóvenes estudiantes se evidencian las amplias brechas educativas que existen en el sistema educacional chileno. Tenemos un apartheid educativo, donde los que tienen más, reciben más, en desmedro de los que tienen menos y que deben conformarse sin derecho a reclamo con lo que reciben. Este factor, es el que impulsa uno de los objetivos más profundos que el movimiento estudiantil viene planteando hace ya varios años. Una Educación de Calidad y con equidad, es decir, las mismas oportunidades para todos los niños(as) de Chile.
Otro factor importante es la insuficiencia del instrumento evaluativo en cuestión, ya que no aplica la totalidad de los dominios de la lengua anglosajona, impidiendo que se realice un catastro fidedigno de los conocimientos y de los aprendizajes significativos rescatados por los alumnos. Cuestión no nueva en cuanto a medición de aprendizajes, paradigma del que sigue siendo el modelo predilecto de la Educación Chilena.
Con todo el fervor despertado por las cifras, se infiere que sólo 1 de cada 3 profesores tiene las competencias necesarias para el enseñanza del inglés. En tanto, el MINEDUC insiste que la fórmula para mejorar los resultados es el perfeccionamiento de los docentes, el ingreso de mejores puntajes a las carreras de Pedagogía en Idioma extranjero, especialmente haciendo uso de la Beca Vocación de Profesor.
Como futuro Profesor con Especialización en Inglés, mantengo la firme convicción de que mientras la educación dependa de las municipalidades, nada marchará totalmente bien. Existen algunas capaces de mantener y dotar a sus colegios y liceos, pero también están aquéllas que deben desviar los presupuestos para mantener la administración en un equilibrio.
La cantidad de libros y/o textos complementarios que puedan entregarse no aseguran responder a estándares de verdadera excelencia – incluso internacional –, por lo que no serán efectivos convirtiéndose en una pésima inversión. El aumento de las horas de clases tampoco es la respuesta. La respuesta son las herramientas didácticas de buenos profesores y para eso necesitamos partir por mayor inversión en educación y en capacitación de docentes de facto, con el fin de potenciar las actividades que ocurren al interior del aula.