Si el otro día en nuestra sección ‘Guía Vocacional’ escribíamos sobre la fotografía, hoy quisimos hacer el mismo ejercicio pero con la escritura. Porque cuántos de nosotros alguna vez nos motivamos y escribimos poemas, cuentos, ensayos, historias y/o novelas que luego desechamos en un cuaderno olvidado o junto al resto de los trabajos de Lenguaje porque no le tomamos el valor que merecía...
Evocamos sobre un papel esa necesidad inmensa de contarle al mundo lo que pasa en nuestro interior, la riqueza y belleza de la visión única de la realidad que posee cada uno. Jugamos a ser escritores, pero ese juego puede transformarse en una realidad.
Ser escritor no significa tener poderes mágicos ni mucho menos, pero sí se requiere de una imaginación potente, capaz de crear o plasmar realidades de una manera creativa para que los lectores queden impresionados con la forma de describir y narrar todo desde tu punto de vista.
Ahora bien, la pregunta es: ¿se nace o se hace? Creo que un poco de las dos cosas. Primero, el talento de una imaginación amplia es un don que se tiene desde siempre, y que a veces sólo hace falta potenciarlo. No obstante, esa potencialidad se da en el conocimiento de otras obras literarias y de experiencias que te den argumento para escribir una historia bien cohesionada. Por ejemplo, puedes nacer con el don de una bella voz, pero necesitarás trabajarla para que alcance estándares más altos.
Para realizar una buena obra, debes tener mucho cuidado con la forma y el contexto en el que usas el lenguaje. Éste debe ser claro, preciso y legible. Para desarrollar estas cualidades que son perfectamente posibles de aprender, debes leer mucho y estudiar un poco sobre gramática y lenguaje en general, sólo para poder dotar a la obra de una estructura coherente.
Nunca digas “no puedo”. Eres perfectamente capaz de crear, de hacer, de imaginar y lograr absolutamente todo lo que te propongas. Quizás no resultará a la primera, pero como todo buen producto, necesita de perseverancia y perfeccionamiento. Sólo por citar el caso del escritor Carlos Ruiz Zafón, autor español, quien afirmó que al publicar su primer libro y al leerlo nuevamente, sintió deseos inmensos de tomar la obra y modificarla completamente.
Si tú quieres ser escritor, arriésgate, toma lápiz y papel y dale rienda suelta a la imaginación. Pronto te darás cuenta que hasta los caminos más largos y complicados, comienzan con un PRIMER GRAN PASO.