Todo el mundo nos dice que la obesidad es mala. Nos instan a hacer ejercicio, el gobierno implementa un plan para que elijamos vivir más sano, nos recomiendan que comamos muchas frutas y verduras. Pero, ¿por qué?.
En muchos colegios a nivel nacional dejaron de vender sopaipillas y completos en los kioscos, mientras que ahora tienen frutas, verduras, cereales y semillas. El hecho de que no encuentres tu deliciosa comida chatarra es por un plan del Ministerio de Salud llamado kioscos saludables, donde el 70% de los alimentos deben contener una baja cantidad de azúcar, grasas trans y sodio.
La idea es lograr que se logre un hábito en el consumo de una dieta balanceada para disminuír los niveles de obesidad infantil, que en Chile son preocupantes. Según datos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, un 22 por ciento de los niños de dos a cinco años tiene sobrepeso y un 10% padece obesidad, que se entiende por un índice de masa corporal mayor a 30.
Y es que ser más gordito provoca más problemas de los aparentes. Además de que se vuelve más difícil comprar ropa, la persona se siente más pesada y se cansa muy rápido haciendo hasta los ejercicios más fáciles, el exceso de grasa corporal genera el síndrome metabólico, que son el conjunto factores de riesgo en un mismo individuo que aumentan su probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular o diabetes. Las patologías involucradas son la hipertensión arterial; aumento de la presión sanguínea en las arterias, aumento de los niveles de azúcar, niveles sanguíneos elevados de triglicéridos, un tipo de grasas, bajos niveles sanguíneos de HDL, el colesterol bueno y exceso de grasa alrededor de la cintura.
Es muy importante que desde niños aprendamos a tener un hábito alimenticio saludable, ya que la comida chatarra puede producir adicción. El consumo de azúcar, carbohidratos y grasas generan la liberación de endorfina, la hormona de la felicidad. Si la persona come de forma compulsiva, su cuerpo empezará a necesitar de estos alimentos para sentirse bien. Ahí se provoca la adicción.
La nutricionista Deborah Guendelman, quien trata la adicción a la comida en sus grupos de terapia T-Apoyo, cuenta que para combatir la obesidad infantil, los papás deben darle responsabilidades a los niños, no vigilarlos ni prohibirles ciertos alimentos. “Papás policías crían hijos ladrones. Si ellos están siempre encima de los niños, ellos comerán dulces y chatarra escondidos, lo que es un daño peor. La idea es educarlos sobre lo que es bueno y no para la alimentación, conversarles y darles a entender que es una responsabilidad de ellos mismos cuidarse. Sin embargo, esto debe ser después de los 11 años, cuando ellos ya comienzan a notar que la obesidad es un problema. Si son menores, la familia debe hacer ejercicio junto al niño, lo que es bueno, finalmente, para el grupo”.
La mejor forma de darte cuenta si tienes sobrepeso u obesidad y con una balanza y una huincha. Mídete y pésate, para calcular tu índice de masa corporal. Si pasas los 25, preocúpate. Cambia tu alimentación por una más balanceada y haz ejercicio. Si no tienes tiempo para ir al gimnasio o practicar algún deporte, basta con pequeños cambios en tu rutina, como usar las escaleras en vez del ascensor y caminar tramos cortos en vez de tomar el metro o la micro.
Y tú, ¿te preocupas por lo que comes?