Ser el mejor del curso y no saber qué estudiar es súper normal, sobre todo habiendo tantas posibilidades para un buen alumno. Además estás en una edad recomplicada y te toca decidir las cosas más adultas de tu vida, puede sentirse muy injusto, sin contar que si te ha ido bien en el colegio posiblemente tu entorno espera mucho de ti. Desde mi experiencia como titulada hace unos años te entrego algunos puntos importantes a considerar para que ojala tomes la mejor decisión.
No te apresures
Tienes recién decisiete o dieciocho años; te quedan por lo menos unos sesenta años por vivir. Siéntelo. Tomarse un tiempo para descubrir lo que quieres hacer de tu larga vida por delante es una buena idea. Piensa que has estado los últimos doce años -que son seguramente toda la vida que recuerdas- bajo el amparo de la obligación del colegio, no has decidido nada muy importante, simplemente has cumplido y cumplido bien, ahora el asunto es ser responsable contigo mismo: debes elegir qué es lo que quieres aprender, ser y hacer de ti.
Opción Pre-universitario
Si estudiaste en un colegio comercial, industrial o en uno no muy bueno y quieres ingresar a la universidad, un preuniversitario puede ser una buena opción para enfrentar mejor preparado la prueba de admisión mientras decides qué hacer. Si eres lo suficientemente mateo puedes estudiar por tu cuenta también, hay internet, bibliotecas, preu online, etc.
Antes de decidir infórmate bien si no pierdes algún beneficio importante por no postular el mismo año de egreso del colegio a la universidad. A mí me pasó que por no informarme me quedé sin beneficios; salí con NEM de 6,5 pero al hacer preuniversitario un año perdí cualquier opción para postular a becas. Pude haber estudiado gratis, en cambio estoy endeudada en varios millones de pesos. Las políticas de los financiamientos y becas van cambiando (y esperemos en pro de nuestro beneficio): averigua.
Descubre lo que te gusta
Elegir lo que estudiarás significa (en el mejor de los casos) elegir a lo que te dedicarás en tu vida. Elige algo que te guste y que se relacione con destrezas e intereses que tengas naturalmente. Puedes comenzar revisando en qué clase o taller te fue mejor y al mismo tiempo te interesaba. Supongamos es la clase de Lenguaje: ¿Qué es lo que te gustaba: leer, escribir? Quizás te gustó solo un trabajo dónde fuiste periodista o quizás guionista, o lo que te gustaba en realidad era la clase misma, la idea de un día dictar tu propia clase de lenguaje siendo el profesor. Entonces vas viendo, en el detalle de lo que te interesó puede estar la respuesta. Es posible que no te haya gustado ninguna clase en particular, entonces mira con atención qué temas te interesan o te gustaría interesarte más por ellos ¿los animales, la sociedad, el dibujo?
Es tú elección
No existe la mejor carrera. Cada persona es distinta en sus gustos y habilidades. Puede resultar muy rentable ser cirujano, pero ¿serías capaz de abrirle el pecho a otra persona? o de ser abogado ¿se te da bien el leer ideas abstractas?, por nombrar. Revisa las mallas curriculares de las carreras que te interesen y has el ejercicio de imaginarte estudiando cada ramo y fíjate ¿Te angustia o te entusiasma? ¿Te ves estudiando la carrera los cinco, siete, diez años? ¿Te imaginas trabajando en ello? No tomes una decisión basada en lo que los demás esperan de ti. Eres tú quién tiene tus habilidades y tienes tus límites también, nadie más es como tú. Tu labor es única y muy importante.
Sé flexible
Debes considerar también que la universidad no es la única opción. Hay quienes quieren comenzar a trabajar pronto y prefieren entonces carreras cortas en institutos especializándose como técnicos. Hay quienes deciden tomar la opción de irse a estudiar gratuitamente a otro país como Argentina o México. Hay también gente exitosa que jamás cursó estudios superiores ¿Cómo lo hizo? Tuvo una idea, una pasión o una visión y la llevó hasta el final, con tanta o más discliplina y constancia que un estudiante universitario. Busca la mejor manera de aprovechar tu talento y arriésgate.
No existe el error
Si la idea de equivocarte en tu elección te paraliza, debes respirar profundo y escuchar esto: No existe el error. Hay decisiones que tomarás sólo para enfrentarte con ellas y de eso aprenderás y el aprender vale oro. No existe tal cosa como el tiempo o el dinero perdido si ganas en experiencia. Yo elegí estudiar publicidad porque venía bien con mis habilidades y me gustó mucho pensar en aprender todo lo que ofrecía la carrera. Lo pasé muy bien los cinco años de estudio y me recibí con un 7 en mi defensa de tesis. Sin embargo no he trabajado como publicista porque más tarde me conocería mejor y me daría cuenta que esa creatividad que veía manifiesta en mí quería convertirse en arte, no en marketing. Sin embargo todo lo aprendido me ha servido. Elegir un camino de estudio puede compararse a adquirir un arsenal de herramientas para construir luego algo que aún no sabes, pero sabrás.
¡Suerte!
Imagen CC vía Arkangel