Los celos, según yo, son por lejos los sentimientos más irracionales que una persona puede tener. Y obviamente estos aumentan de forma totalmente exponencial cuando estas en pareja. Pueden ser por motivos entendibles o simples rollos que nos pasamos y que se agrandan tanto, que terminas pensando que nos están creciendo los cuernos que en realidad no existen. Lo peor de todo, es que no es nada más que una cuestión de confianza en uno mismo y también en la otra persona.
En lo personal, nunca he sido celosa, pero siempre me han celado y debo decir que sufrí mucho cuando me hacían escenas.
Ok, debo decir que soy dos cosas que un hombre celoso odia: me encanta ser el centro de atención y soy de tener muchos amigos hombres. Por eso, más de alguna vez esto me pasó la cuenta y terminé discutiendo con mi pololo de la época.
Me acuerdo perfectamente cuando peleamos por primera vez a causa de sus celos. Estábamos en una fiesta de 15, de esas formales donde por primera vez los hombres se ponen terno (y usan zapatillas #antimoda) y las mujeres pasan chorrocientas mil horas en el baño arreglándose para verse lo más guapa posible.
Él era mayor que yo y ya había pasado por todo el proceso, así que yo sabía que se iba a aburrir. Pero era eso o dejarme ir sola. Obviamente prefirió acompañarme y aguantarse a la fiesta que dejarme sola. A mí me daba lo mismo, así que feliz lo llevé conmigo.
Cuando llegué a la fiesta, me puse a saludar a todas mis amigas y amigos, le entregué el regalo a la cumpleañera y me serví un vaso de bebida. Mi pololo ya figuraba con cara de tres metros así que lo tomé del brazo y lo llevé a bailar. Lo estábamos pasando excelente hasta que llegó uno de mis mejores amigos y me sacó a bailar, obviamente con permiso de mi pololo. Desconfiado, se fue a servir bebida y a comer gomitas que había para los invitados. No me quitó los ojos de encima en todo el rato que estuve con mi amigo pero a mí no me importaba, yo lo estaba pasando chancho con mi amigo. Me estaba riendo, estaba bailando y estaba con mi amigo.
Al ver que lo estaba pasando mejor sin él que con él, me sacó de un tirón y me llevó a otro lado para hacerme un escándalo en privado. Claramente no pasó desapercibido y mi amigo se enojó. Fue directo donde mi pololo a encararlo y mi pololo no encontró nada mejor que plantarle un combo en la mandíbula. El otro se enfureció y le pegó de vuelta y así fue como me vi envuelta en una mocha. Lo más estúpido de todo: traté de separarlos. Moraleja: Nunca jamás en la vida intenten separar a dos hombres peleando.
En fin, me llevé lejos a mi pololo y me tuvo que escuchar histérica me senté a hablar las cosas más calmados. Llegamos a un acuerdo de que él iba a tener que confiar más en mí y yo iba a dejar de ser tan… amorosa con mis amigos.
Entonces, cuando se trata de celos sí o sí tiene que haber comunicación entre los dos. Decir que molesta y conversarlo hasta llegar a un acuerdo.
BONUSTRACK
Hasta las primeras damas se ponen celosas.
En Diciembre del año pasado en el funeral de Nelson Mandela, Michelle Obama le hizo una escenita de celos a su marido. Mientras se desarrollaba el funeral de Mandela, el presidente de los Estados Unidos estaba muy cómodo sentado entre su mujer y la primer ministro danesa Helle Thorning-Schmidt. El muy patudo estaba feliz de la vida conversando, riendo y sacándose selfies con la primer ministro mientras que Michelle, le lanzaba miradas envenenadas a su marido.
Luego de que Barack Obama se levantara a dar un pequeño discurso en memoria a Mandela, la primera dama no tardó en cambiarse de asiento y ponerse al lado de la danesa.