Tras una nueva encuesta Adimark, Sebastián Piñera obtuvo uno de los niveles más bajos de aprobación desde que se inventó este método para medir la conformidad de la ciudadanía frente a su desempeño. No es ningún secreto que no ha logrado remontar en los sondeos y las diversas coyunturas que ha enfrentado su gobierno no le han ayudado en nada para sobreponerse a esta seguidilla de malas rachas.
Igualmente, el Presidente no es el único mal evaluado dentro del mundo político. La Concertación, hoy en decadencia y a punto de divorciarse, tampoco ha logrado buenos números en las encuestas. Pese a que la ex presidenta Michelle Bachelet es una de las pocas que sigue siendo bien valorada por la gente, el resto de los personeros de la oposición siguen obteniendo cifras negativas. Y no solo los políticos en general, sino que la política ha caído en un tremendo descrédito del que no ha podido levantarse y salir airosa.
¿Por qué se da esta tendencia? Pues son muchas las razones, pero principalmente se ha dado durante el último tiempo que la ciudadanía se encuentra mucho más empoderada frente al Estado y los grupos medios, intermediarios entre la gente y los gobiernos, han ido perdiendo poder. Con los grupos medios me refiero a los partidos políticos, que alguna vez tuvieron un rol primordial en llevarle al Estado las inquietudes y problemáticas de la gente.
Hoy, los políticos en general no tienen ese rol. La gente presenta sus molestias de forma directa: marcha, se manifiesta, si algo no le parece lo demuestra y expresa. Y está logrando cosas importantes. Por lo demás, no necesita estar organizada bajo alguna institución que los ampare, como ocurría antes. Si algún trabajador no pertenecía a la CUT, era bien poco probable tener algún beneficio en su vida laboral. Hoy, como persona natural, puede lograr muchas cosas sin ser parte de estos grupos de presión organizados.
Por lo demás, se necesitan estudios certeros sobre la población y lo que se vive día a día en los sectores más necesitados, para que las políticas públicas que se desarrollan e implementan desde el gobierno sean realmente adecuadas y oportunas para aquellos a quienes van destinadas. La gente no quiere saber de la letra chica y aquellos detallitos que al final hacen que estos grandes anuncios con bombos y platillos queden únicamente en eso, y los beneficios obtenidos por la ciudadanía sean mínimos.
A la gente le importan las cosas visibles, que se solucionen sus problemas, no que se anuncien cosas que no se van a cumplir. Si sube el costo de la vida o si el sistema de salud es un bodrio, la gente se va a manifestar. Quiere que el político esté ahí, cercano a sus problemas. Para ello se necesita un mejor manejo de imagen y que además de estar en las situaciones importantes, se preocupen. Que si se van a tomar banderas de lucha como derrotar la delincuencia, que realmente esto tenga efectos y no que queden en palabras que se las lleva el viento.
Ser político hoy, no es fácil. Sobre todo frente a una ciudadanía empoderada, que ha encontrado en las redes sociales una gran herramienta de organización y movilización. Si estos no se ajustan a las reales necesidades de las personas, que cada día crecen y cambian, y están en constante movimiento, poco y nada podrán hacer para encontrar en ellos su apoyo.
¿Crees en los políticos? ¿Te manifiestas cuando alguna medida no te parece?
¿Por qué los chilenos no confían en los políticos?
Publicado
por
Aaron